Una de las tareas más complejas de cualquier TFG o TFM es aprender a citar correctamente. A lo largo de tu trabajo deberás utilizar datos y teorías extraídos de artículos, libros, vídeos o informes, y es fundamental que los cites para que la persona que te lea pueda acceder fácilmente a ellos. Citar los materiales que consultamos es un principio básico de integridad académica. Además, te interesará saber que la lista de referencias es una de las primeras partes que revisan los miembros del tribunal, junto con las conclusiones y el resumen.
Anota todo lo que leas, dedica tiempo a aprender a citar y mantén la coherencia a lo largo del trabajo. Consulta siempre la documentación oficial de tu centro para saber qué formato de citas debes utilizar.
<aside> 💡
Puedes utilizar cualquier sistema de citas, pero te recomendamos el modelo APA, 7ª edición, por su sencillez y porque está muy extendido en las ciencias sociales.
</aside>
Utilizar ideas, datos o textos de otros sin citarlos correctamente puede derivar en plagio, una falta grave en cualquier trabajo académico. Con frecuencia, este plagio es involuntario: leemos algo en un blog o en un artículo, lo incorporamos al texto y luego añadimos la fuente en la lista de referencias. Sin embargo, si no hay una cita en el cuerpo del texto, esa referencia es incorrecta y habremos incurrido en plagio involuntario. Aprender a citar adecuadamente protege tu honestidad académica y tu reputación.
Cuando presentas informaciones o afirmaciones, es clave que se distinga claramente qué partes son tus ideas originales y cuáles provienen de otros autores. Esto es muy común en las introducciones y en los marcos teóricos. Te presento dos ejemplos de TFGs reales:
“En España, nadie utiliza Snapchat”.
“Para llegar a más usuarios, las empresas deben publicar sus contenidos en TikTok entre las 10am y las 5pm”.
Es imposible saber esto con certeza sin haberlo investigado, así que hay cuatro opciones: o bien te lo has inventado (mal), o bien lo has leído en algún sitio (mal si no lo citas), o lo has descubierto con tu estudio (bien), o te lo ha dicho una IA (lo comentamos en el siguiente punto).
La inteligencia artificial puede ayudarte a redactar textos muy detallados y bien escritos. Sin embargo, es fundamental no abusar de ella ni presentar sus resultados como si fueran exclusivamente tuyos. La IA utiliza fuentes ya existentes, no genera conocimientos nuevos a no ser que la utilices sobre datos tuyos. Así que, no solo por honestidad, sino porque si generas un TFG entero con IA, después no sabrás defenderlo. Citar la intervención de la IA o las fuentes usadas por la IA es una práctica ética y transparente.
Las citas permiten que quien lea tu trabajo localice fácilmente las fuentes originales, contraste datos y profundice en el tema. Esto enriquece el texto y aumenta su credibilidad. Una lista de referencias completa, precisa y bien organizada refleja tu rigor y la calidad de tu proceso de investigación.
Si has pasado tiempo leyendo, viendo documentales o vídeos informativos, e investigado, ¿por qué no demostrarlo? Las citas evidencian que has invertido tiempo y esfuerzo en leer, analizar y comprender diferentes materiales. Mostrarlas es la mejor manera de evidenciar tu formación y el trabajo intelectual detrás de tu proyecto.